Opinión | 6 nov 2024
Regresa a la Casa Blanca
Trump: ¿una victoria latina?
El republicano volverá a la presidencia cuatro años después de su tormentosa salida.
Por: José Luna Muñoz
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos ha sido, en parte, responsabilidad de la comunidad latina. Diversos medios, como Emol.com, El Mundo, Europa Press, etc., han advertido que en los estados “bisagra”, el viraje de los migrantes hispanos en favor del candidato republicano fue contundente para sellar la derrota de Kamala Harris. Llama la atención el masivo apoyo que Trump tuvo en la fronteriza Texas, donde Trump planteó hace años construir un muro que pusiera fin a la migración ilegal. ¿Estamos ante el fin de una de las narrativas esenciales de la izquierda contemporánea?
En Pensilvania, por ejemplo, Trump obtuvo hace cuatro años un 27% de los votos de la comunidad latina, pero ahora ha alcanzado un 42%. Similar situación se dio en Florida, Michigan y California (en este gran bastión demócrata, aupado por el 85% de los votos hispanos, Harris logró apenas el 50%).
En Estados Unidos residen 65 millones de latinos, de los cuales más de 36 millones estaban habilitados para participar en los comicios presidenciales. Se calcula que desde el 2020, la comunidad latina constituía el grupo étnico de mayor crecimiento, y el 53 por ciento se identificaba con las propuestas del Partido Demócrata, mientras que el 45 por ciento se inclinaba hacia los republicanos. En los últimos cincuenta años, los triunfos demócratas se sostuvieron en un amplísimo apoyo hispano, superior al 64%. No obstante, con Kamala Harris la situación cambio radicalmente, debido a una crisis socioeconómica que sembró una gran duda sobre la capacidad administrativa de la centroizquierda.
NO ES CUESTIÓN DE PIEL
En principio, ha quedado demostrado que en política la afinidad de piel no es un asunto determinante, como lo ha querido hacer creer un sector interesado en imponer este discurso que, en el fondo, es racista. Para bien de muchos, han vuelto los temas claves, como la mencionada capacidad administrativa y el rol norteamericano en el ajedrez internacional.
El único rezago de las discusiones que intentaron imponerse en la última década, ha sido la espinosa cuestión del género, pero esta también ha sido adversa para los demócratas: se calcula que el mayor voto latino a favor de Harris vino de las mujeres (61%), mientras que el voto masculino cayó a 45%, según la última encuesta de NBC. La mayoría de hombres de origen mexicano, salvadoreño, cubano, peruano, etc., han votado por Trump.
Aún así, esto no deja de ser anecdótico. El fondo del problema es explicar el voto latino pro Trump: las dos campañas del controvertido candidato se sostuvieron, en gran parte, en un fuerte discurso antiinmigración. El discurso de este republicano sui generis llegó a su punto más álgido cuando dijo que los migrantes se comían a las mascotas, y cuando afirmó que Puerto Rico era una “isla de basura”.
Como lo explica el periodista de La Opinión de Los Ángeles, Henrik Rehbinder, los votantes no sienten que los ataques de Trump estén necesariamente dirigidos a ellos: “Se hacen la siguiente reflexión: ‘Aunque vine sin papeles, no está hablando de mí; cuando habla de forajidos y delincuentes, no se refiere a mí”. Así pues, los migrantes suelen asumir con mayor orgullo su nueva identidad americana, pues saben que Estados Unidos les dio oportunidades laborales que sus naciones de origen les negaron.
Los latinos no son, como los afroamericanos, una minoría de opinión casi unánime. Históricamente, el 60% de los migrantes fueron favorables a los demócratas, y el 30% a los republicanos, pero este porcentaje siempre fue fluctuante. Los demócratas leyeron mal el precedente histórico y creyeron que ese 60% sería incondicional.
En ese sentido debe tomarse en cuenta que la población latina no es, precisamente, rica, y se ha visto afectada por la inflación generada por la gestión demócrata. “Trump es un loco peligroso, pero sabe de economía”, era la opinión flotante entre los hispanos en los últimos meses. Pero es probable que los hechos y la historia fuesen mucho más determinantes: “Trump tiene una conducta inmoral, pero nadie deportó tantos indocumentados como Obama”, recuerda el periodista portorriqueño Antonio Mejías-Rentas.