Por: Redacción Top News
Una alerta sanitaria emitida por el Ministerio de Salud (Minsa) colocó en el centro del debate la seguridad de la insulina Wosulin-N, medicamento de origen indio utilizado para el tratamiento de la diabetes y distribuido tanto en hospitales públicos como en farmacias del país.
La decisión de inmovilizar y retirar este producto respondió a la detección de graves irregularidades en su proceso de fabricación, lo que generó preocupación entre pacientes, médicos y organizaciones civiles. Sin embargo, la persistencia de su venta y distribución evidencia una brecha entre la normativa sanitaria y la realidad cotidiana.
Orden de retiro no se cumple
Un informe del programa Punto Final expuso que, pese a la orden de retiro emitida el 27 de noviembre por la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), la insulina Wosulin-N continúa llegando a manos de pacientes.
La alerta se sustentó en la detección de manipulación de datos, presencia de impurezas, posibles toxinas y deficiencias en las buenas prácticas de fabricación del laboratorio Wockhardt Limited, con sede en la India. Esta situación ha colocado a los pacientes ante una difícil disyuntiva: continuar con un tratamiento potencialmente riesgoso o suspenderlo, poniendo en peligro su salud.
Denuncias por falta de alternativas
La escasez de opciones terapéuticas ha incrementado la presión sobre el sistema de salud. Madres de niños con diabetes denuncian que, a pesar de la alerta sanitaria, la insulina cuestionada sigue siendo recetada y entregada en hospitales públicos.
Organizaciones como la ONG Lucas, una misión de vida exigen el cumplimiento efectivo de las normativas que garantizan el acceso a insulinas seguras, así como a insumos básicos como tiras reactivas y jeringas, advirtiendo que las disposiciones vigentes no se aplican de manera adecuada.
Según estimaciones internacionales citadas por Punto Final, en el Perú existen aproximadamente 1,3 millones de personas con diabetes mayores de 20 años, una cifra en constante aumento. Durante al menos cinco años, insulinas fabricadas en la India fueron comercializadas en el país sin contar con todas las certificaciones sanitarias requeridas.
Estos productos fueron importados por distribuidoras privadas y vendidos tanto a farmacias como al Estado peruano, lo que amplificó su alcance dentro del sistema de salud.
El retiro de la insulina Wosulin-N no solo provocó problemas de abastecimiento, sino que también evidenció una falla estructural en el sistema público de salud. La unidad de investigación de Latina Noticias accedió a registros que revelan la existencia de 277 medicamentos de uso frecuente en hospitales y centros de salud públicos que han sido vetados o suspendidos por representar un riesgo para los pacientes.
Entre estos figuran tratamientos para cáncer, VIH, enfermedades cardiovasculares, infecciones bacterianas, trastornos mentales y medicamentos básicos para el dolor.
El representante del Colegio Médico del Perú, Víctor Dongo, advirtió sobre la gravedad del caso durante el dominical. “Hay un problema con un medicamento que es utilizado continuamente y viene de la India. Es el Wosulin. Digemid lo ha retirado porque puede generar hasta problemas mortales”, señaló.
Por su parte, el Ministerio de Salud respondió mediante un comunicado en el que aseguró que la insulina utilizada en el sistema público contó con registro sanitario y certificados de análisis conformes. El Minsa informó que en septiembre de 2025, tras una inspección técnica en la India, Digemid detectó que el fabricante no subsanó observaciones, por lo que se suspendió su registro sanitario conforme a la Ley N.º 29459.

La entidad añadió que el Minsa y EsSalud cuentan con stock de insulina proveniente de laboratorios certificados por países de alta vigilancia sanitaria, garantizando la continuidad de los tratamientos y la seguridad de los pacientes.