Por: Victoria Pereda

Durante la megaoperación, fuerzas de seguridad enfrentaron a grupos de narcotraficantes con bombas y disparos, en la zona norte de Río de Janeiro. Las contradicciones sobre las cifras de muertes y relatos de los vecinos han encendido las alarmas en organismos de derechos humanos, pues estas variaron desde el reporte inicial del pasado martes. 

El gobierno federal mencionó a 64 muertos que se redujeron a 58 al día siguiente, tras una nueva cifra del gobernador Cláudio Castro, pero la Secretaría de Seguridad actualizó el número total de decesos a 121. Con ello, denuncian un uso excesivo de la fuerza y ejecuciones extrajudiciales.

De acuerdo con información del medio brasileño Globo, la mayoría de los cuerpos fueron hallados en la zona boscosa de Vacaria, Sierra de Misericórdia, punto en el que se sucitaron los enfrentamientos más violentos entre policías y traficantes. Los restos fueron llevados a la Praca Sao Lucas para que sus familiares pudieran iniciar el reconocimiento de los cuerpos.

Muchos vecinos y activistas manifestaron que fue uno de los episodios más violentos que han presenciado en toda la historia de Penha. Uno de ellos fue Raull Santiago, quien formó parte de la recuperación de los cuerpos “En 36 años viviendo en la favela, nunca vi algo así. Es brutal y sin precedentes”.

El ministro de Justicia de Brasil, Ricardo Lewandowski, mencionó que el presidente Lula da Silva está consternado por la operación policial más violenta de la historia de Río de Janerio. Tras el regreso de su viaje a Asia, el mandatario convocó a una reunión urgente en Palacio de la Alvorada.