Por: Redacción Top News
El robo de celulares sigue siendo uno de los delitos más comunes en el país. En lo que va del año, más de 1 millón 100 mil equipos han sido sustraídos en distintas regiones, según datos de Osiptel. A pesar de estas alarmantes cifras, solo el 0,79% de los casos se denuncia ante la Policía Nacional.

En promedio, cada 21 segundos un peruano es víctima del robo de su teléfono móvil, y los días lunes concentran la mayor cantidad de incidentes, con casi 5.000 equipos robados entre las 10 de la mañana y las 7 de la noche.
Durante el primer día del estado de emergencia por seguridad ciudadana en Lima y Callao, un operativo policial en el centro comercial Las Malvinas permitió decomisar 1.100 celulares de dudosa procedencia, de los cuales al menos 200 tenían denuncias por robo. Cuatro personas fueron detenidas, sin embargo, esta cifra representa menos del 5% de los robos que ocurren diariamente a nivel nacional.

De acuerdo con el Registro Nacional de Equipos Terminales Móviles para la Seguridad (RENTESEG), los lunes, sábados y domingos son los días con más reportes de robo. Las horas pico se concentran entre las 10:00 a.m. y el mediodía.
Entre las marcas más afectadas destacan Samsung (298.903 casos), Redmi (253.856), Honor (129.130), Motorola (105.438) y Apple (89.225).

A pesar del impacto económico del robo de equipos, las pérdidas no solo son materiales. Muchos usuarios terminan siendo víctimas de estafas, extorsiones o vaciado de cuentas bancarias, luego de que los delincuentes acceden a información personal. Expertos en ciberseguridad advierten que, antes de revender un celular robado, los delincuentes suelen revisar entre siete y ocho aplicaciones del usuario.

Según el Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, entre enero y setiembre se registraron 8.920 denuncias por hurto de celular, la mayoría en Lima Metropolitana.
La baja tasa de denuncias se relaciona con la desconfianza hacia la policía, el tiempo que toma el trámite y la escasa expectativa de recuperar el equipo.
“Muchos ciudadanos no denuncian porque desconocen el proceso o temen represalias. Otros creen que deben hacerlo en el distrito donde ocurrió el robo, lo que implica una inversión de tiempo y dinero que prefieren evitar”, explica Frank Casas, experto en políticas de seguridad.
Mientras los operativos continúan y el gobierno refuerza las medidas de control, la brecha entre los robos y las denuncias evidencia un problema estructural que va más allá de la delincuencia: la desconfianza ciudadana frente al sistema de justicia y seguridad.