Por: Redacción Top News

El martes 3 de junio, pescadores de la playa Las Delicias, en el distrito de Moche, hallaron el cuerpo sin vida de David Raúl Tapia González, estudiante de 23 años de la carrera de Microbiología de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), quien había desaparecido el pasado 25 de mayo en el mar de Salaverry mientras realizaba una práctica académica.

El hallazgo se produjo en horas de la madrugada, cuando un pescador del sector conocido como El Triángulo divisó el cadáver entre las piedras. De inmediato, alertó a la policía y a los familiares del joven, quienes acudieron al lugar y protagonizaron escenas de profundo dolor. Los pescadores colaboraron para evitar que el mar arrastrara el cuerpo antes de la llegada de las autoridades.

La policía y personal de serenazgo cercaron la zona a la espera del fiscal de turno y del equipo de criminalística, quienes realizarán el levantamiento del cadáver y las diligencias correspondientes para el traslado a la Unidad Médico Legal de La Libertad.

La desaparición

David Tapia desapareció la tarde del domingo 25 de mayo, aproximadamente a las 3:30 p.m., cuando ingresó al mar acompañado de una compañera para recolectar muestras de estrellas de mar y erizos, como parte de un trabajo universitario. Según testigos, una fuerte ola lo arrastró y, a pesar de los intentos de auxilio, no pudo ser rescatado. Su familia, que llegó desde Chiclayo, denunció la falta de apoyo institucional y se sumó a la búsqueda junto a amigos y compañeros, utilizando drones y linternas ante la ausencia de un operativo formal por parte de las autoridades.

Reacciones

El trágico desenlace ha generado consternación en la comunidad universitaria y en la población trujillana, que siguió de cerca la búsqueda durante los nueve días de incertidumbre. Familiares y allegados exigen una investigación sobre las circunstancias del accidente y la respuesta de las autoridades durante la búsqueda.

El caso de David Raúl Tapia González pone en evidencia los riesgos que enfrentan los estudiantes en prácticas de campo y la necesidad de fortalecer los protocolos de seguridad y respuesta ante emergencias en zonas costeras.